Todos alguna vez en nuestra vida tomamos actitudes equivocadas, cometemos errores o sufrimos porque los cometen con nosotros, pero es que nuestra naturaleza humana algunas veces es así, nuestra imperfección nos lleva a equivocarnos, confiamos y queremos tanto a alguien que creemos que nunca nos fallará y hasta que lo hace caemos en cuenta que la perfección humana no existe. En esos casos lo que podemos hacer es perdonar y tratar de comprender a la persona que nos falló, sabiendo que el único ser perfecto es solo Dios.
Dios no te falla, no olvida, no miente, no lastima, no se cansa, no se rinde, no abandona, no traiciona y siempre estará para ti aún en los momentos más solitarios y en los que te sientes defraudado, para demostrarte que si hay alguien en quien puedes seguir confiando es en Él.
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